La municipalidad de Guatemala cerró el Fideicomiso de Apoyo a la Planificación Urbana (FAPU) en marzo 2024 y abrió el Fideicomiso de Desarrollo Urbano a finales del mismo año.

Jimena Porres
La municipalidad de Guatemala autorizó la constitución del Fideicomiso de Desarrollo Urbano por un plazo de 10 años. Lo crearon para manejar los fondos del préstamo con la Corporación Financiera Internacional (IFC, en inglés), integrante del Banco Mundial. El caso fue presentado por los concejales unionistas, Keving Roberto Aldana Álvarez, Alessandra María Gallio Abud y Luis Germán Pineda Castellán.
El aporte inicial será de Q2 millones. Ninotchka Matute, concejala VIII por el partido Semilla, explicó que en abril de 2024, un mes después de haber cerrado el anterior, el concejo municipal presentó una carta compromiso donde se establecieron las condiciones y los procesos de la gestión. En diciembre, el concejo aprobó el préstamo y la constitución del fideicomiso. En ambas ocasiones los representantes del partido Semilla votaron en contra.
Matute comentó que el Fideicomiso de Apoyo a la Planificación Urbana (FAPU) “supuestamente era para el apoyo a la planificación urbana y de esos fondos salieron las compras de las camionetas Honda de los concejales, síndicos y funcionarios municipales”.
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Son cuatro proyectos los que contemplan financiamiento:
- Obras de restauración de instalaciones de Empagua – Principal
- El centro de control para los semáforos inteligentes.
- Estudios para la implementación de lámparas con fotoceldas inteligentes.
- Gastos de administración.
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Para el urbanista Carlos Barillas las inversiones que ha hecho la comuna con los fideicomisos anteriores han sido “cosas de caja chica”. Estos trabajos que contempla son adecuados, pero no son la solución. “Es para mandar el mensaje de ‘estamos trabajando’ sin una ejecución de proyectos con impacto positivo”.
Barillas comentó que los semáforos inteligentes son un ejemplo. “El verdadero alivio del problema del tráfico es un sistema de transporte público integrado, accesible y digno”, dijo. Las licencias de construcción van en aumento, al igual que el número de usuarios en la ciudad, pero el urbanista no ve ningún sistema vial adecuado para este crecimiento.
El tema del agua es crítico. Propone crear proyectos de reservorios de agua, drenajes de aguas servidas para que ya no lleguen a los ríos. De momento, la alcaldía otorga licencias de construcción en zonas de estrés hídrico sin considerar las consecuencias, según Barillas.
Bien haría en enfocar sus esfuerzos en el manejo de desechos y conservación de espacios verdes. Implementar lámparas con fotoceldas inteligentes “no son una prioridad latente”.
Falta de planificación
Héctor González, investigador del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), aseguró que un fideicomiso para el manejo de estos proyectos es innecesario, aunque propone ventajas para agilizar la adquisición de bienes y servicios. “Al ser una figura privada no están obligados a seguir la ley de contrataciones”. Las modalidades de compra están estipuladas en el contrato del fideicomiso.
Si bien los fideicomisos son figuras financieras válidas, la alcaldía capitalina los ha manejado con opacidad. “No existe claridad en la forma en la que eligen al comité técnico que lo administra”, observa Matute, la concejala VIII. Los mismos concejales y otros funcionarios se nombran para ocupar estos cargos.
Tanto González como Barillas concuerdan en que simboliza la falta de planificación de la municipalidad. Ejecutar “proyectos pequeños demuestran que no existe un plan”. Para el urbanista, programar es clave para generar soluciones de fondo. Cuando esto sucede, no es necesario un fideicomiso, concluyó González.
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