Al recibir los desechos separados, los vertederos pueden llevar una mejor gestión para su disposición final y evitar incendios posteriores.

Por Jimena Porres
A diez días de sofocar el incendio en el vertedero que administra la Autoridad para el Manejo Sustentable de la cuenca del lago de Amatitlán (AMSA), no informan qué lo provocó. Esta vez el fuego duró tres días.
Según el boletín “Cuando el humo se disipa, la atención también”, publicado por el Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (Iarna), las causas de los incendios en basureros son conocidas y con frecuencia, prevenibles. La descomposición de residuos orgánicos genera calor y gas metano que pueden alcanzar temperaturas de autocombustión.
El gobernador de Guatemala, Mauricio Bernard, explica que, junto a la directora del vertedero, Enma Leticia Díaz, realizarán cinco acciones para evitar incendios en el futuro:
- Después de la disposición de los desechos se incorpore material inerte (tierra) y se compacten.
- Seguir utilizando las chimeneas artesanales para el manejo de gas.
- Contar con bancos de material inerte cercanos para el trabajo diario y cualquier eventualidad.
- Habilitar la comisión de gestión de riesgo para la prevención de incendios.
- Capacitación para las brigadas forestales, respecto al abordaje de incendios en el vertedero.
De nuevo: hay que separar
Gloria García, experta en gestión de desechos y coordinadora del departamento de tecnología del Iarna, señala que las soluciones ya existen, una de ellas es el Acuerdo Gubernativo 164-2021. “Un vertedero controlado debería recibir los residuos separados y gestionarlos según su origen”. De esta forma los sitios de disposición final ya no serían cementerios de desechos sino un sitio en donde se distribuyan para reciclar y reutilizar.
Y sí, la separación desde el origen en los hogares tiene un gran impacto. Según la sección de estadísticas ambientales del Instituto Nacional de Estadística (INE), los residuos domiciliarios representaron el 81.9 % de los que entraron a AMSA en 2023.
“Es a nivel domiciliar y municipal donde está el mayor reto”, reconoce García. La única forma de que no suceda otra vez es que los residuos sean entregados separados, en todos los vertederos a nivel nacional. “Si continúan solo vertiendo y llenando barrancos, los incendios no solo van a seguir, sino que cada vez serán más frecuentes e intensos”.
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Por su parte, Gustavo Estrada Galindo, coordinador del departamento de salud del Iarna, enfatiza en la importancia de ver estos fenómenos como un problema crónico de contaminación de aire en la ciudad de Guatemala. “No tenemos que esperar a que se vuelva a incendiar porque sería totalmente irresponsable”. Concuerda con que hay que implementar una gestión adecuada de los vertederos.
Alerta por contaminación del aire
García señala que la desatención en la administración de los residuos sólidos provoca la emisión de metano, que no solo es flamable, sino que también contribuye al cambio climático.
Estrada explica que la principal preocupación es la calidad del aire en las áreas aledañas al incendio. “Hay una gran emisión de gases tóxicos de forma muy concentrada”.

Estrada explica que al momento de un incendio en un vertedero se liberan distintos compuestos contaminantes al aire, entre estos el más peligroso es el material particulado. Tiene una alta penetración en el sistema respiratorio, tiene un gran alcance geográfico al ser transportados por el viento y la exposición repetida puede repercutir en enfermedades crónicas cardiovasculares y cáncer.
“El cuerpo no tiene la capacidad para atacarlas por lo que causan un daño profundo”. La mala calidad del aire produce más daño a la población que la mala calidad del agua, añade.
Un cierre técnico multisectorial
El último incendio reportado en el vertedero de la zona 3, administrado por la municipalidad de Guatemala, ocurrió en mayo de 2016. Según García este sitio tiene una administración más controlada, por lo que han logrado reducir la incidencia de desastres. “Han reducido brechas, mientras que en AMSA todavía hay áreas de oportunidad para mejorar”.
Una de estas brechas es el inicio del cierre técnico en zona 3. “En todos los casos debe ser un tema progresivo donde evalúen varios temas”, comenta García. Entre estos la calidad del suelo, las fuentes hídricas y la contención de los desechos en el lugar.
Luego debe entrar un proceso de remediación. “Es darle un tratamiento a la superficie que queda”, explica la experta en desechos. Luego en esos lugares pueden hacer parques ecológicos. En AMSA debería existir una hoja de ruta para dirigirse a este cierre. Ojoconmipisto intentó contactar a la directora para conocer esta ruta, pero al cierre no hubo respuesta.
“Los procesos deben ser diseñados a mediano y largo plazo para que funcionen”, comenta García. Mientras que Estrada resalta la importancia de involucrar a las municipalidades que vierten sus desechos en ambos vertederos.