La municipalidad emitió un reglamento para el Derecho Ecológico de la Abuela Lago Atitlán. No obstante, algunos colectivos señalan que tiene contradicciones.

Por Regina Pérez
Autoridades indígenas del pueblo tz’utujil, municipales y colectivos en el departamento de Sololá lanzaron diversos esfuerzos dirigidos a la protección del Lago Atitlán. Uno de los más recientes consiste en la emisión de un reglamento por parte de la municipalidad de San Pedro la Laguna para el Derecho Ecológico de la Abuela Lago.
El 1 de agosto la alcaldía presentó de manera pública el reglamento. La norma, exclusiva para ese municipio, busca evitar que se siga contaminando, invadiendo y explotando el cuerpo de agua.
Aunque el reglamento Acta 12-2205 se publicó el 7 de marzo de 2025 en el Diario Oficial, pasaron cuatro meses hasta que la municipalidad lo hiciera público. En el acto participaron las autoridades ancestrales de Santiago Atitlán, que dirigieron recientemente la limpieza del cuerpo del agua en su jurisdicción. También asistieron líderes comunitarios, sectores del gobierno departamental y educativo, entre otros.
Juan Manuel Chavajay Cutuc, promotor del reglamento, indicó que la presentación tenía como fin que los vecinos conozcan este acuerdo a través de la municipalidad y que otros funcionarios, como los gobernadores, se enteraran de que en San Pedro La Laguna existe un movimiento para proteger el lago, basado en los principios y valores ancestrales.

A pesar de que varias organizaciones ven con buenos ojos la propuesta, Nancy González, del Colectivo Tz’unun Ya, un grupo de personas indígenas organizadas para la defensa del lago, señaló a Prensa Comunitaria que dicho reglamento presenta contradicciones internas. Esto no fue desmentido por Chavajay en una entrevista telefónica.
El lago de Atitlán es uno de los destinos turísticos más visitados en el país. Está ubicado en el departamento de Sololá, a 115 kilómetros de la ciudad capital. La cuenca fue declarada “Área Protegida de Reserva de Uso Múltiple” en 1997.
A su alrededor convergen tres culturas, la Tz’utujil, K’iche y Kaqchikel. Parte de su belleza radica en que está rodeado por tres volcanes, el volcán Tolimán, San Pedro y Volcán San Pedro, que flanquean el lago en su lado sur, según información del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap).
¿Qué contempla el reglamento?
El reglamento regula cuatro áreas: el cuerpo de Abuela Lago Atitlán, la zona de playa pública, la zona agrícola colindante con la zona de playa pública, así como las calles y callejones del municipio. Además, incluye la regulación de las construcciones de viviendas dentro del área adyacente a la zona de playa.

Algunos de los resultados esperados son recuperar la transparencia y el ecosistema del lago, así como que las personas puedan nadar e ingerir agua limpia.
También se busca tener una zona de playa pública libre, que permita la recreación de los habitantes del municipio, mantener las calles y callejones limpios y mejorar la salud de las personas. Asimismo, se pretende tener viviendas con tratamiento de aguas residuales y contribuir con la conservación de aguas subterráneas.
Chavajay indicó que en este reglamento hay “joyas” como recuperar o regenerar el ecosistema del lago en la jurisdicción de San Pedro La Laguna.
Es por eso que se prohíbe la construcción de jaulas y crianza de tilapias y la pesca en época de reproducción.
En la elaboración del reglamento participaron algunas organizaciones, los cuatro cocodes y algunos miembros del concejo municipal que luego lo elevaron al Consejo Municipal de Desarrollo (Comude). En un tercer momento, se aprobó en el Comude y se trasladó a la municipalidad.
Contradicciones en el reglamento
A pesar de que la propuesta es vista con buenos ojos por algunos sectores como las autoridades ancestrales de Santiago Atitlán, otros señalan que tiene contradicciones.
Nancy González, del Colectivo Tz’unun Ya, indicó que la propuesta prohíbe el uso de agroquímicos cuando es la misma comuna la que distribuye agroquímicos con alto contenido de fosforo y nitrógeno que es el mayor contaminante del lago que alimenta la cianobacteria.
En el artículo 21, en el inciso a), se indica que se prohíbe: aplicar agroquímicos sintéticos como fertilizantes, herbicidas, fungicidas, insecticidas, acaricidas, nematicidas, rodenticidas, fitorreguladores, entre otros.
Consultado sobre este punto, Chavajay Cutuc indicó que las municipalidades están entre la espada y la pared porque la población no quiere abono orgánico, ya que requiere más trabajo para su aplicación. “En lugar de llevar un solo quintal de abono tienen que llevar 10 de abono orgánico, si tienen que cargar esto para su parcela, tienen que caminar 10 o 20 minutos, tienen que hacerlo 10 veces más” dijo.

Indicó que en el reglamento se especifica que solo aplica a la franja agrícola que colinda con la zona de playa. “Sería el primer paso para impulsar la agricultura ancestral, con abono orgánico” dijo. Agregó que para el próximo año, la municipalidad deberá reflexionar si sigue con la entrega de fertilizante sintético.
Otro punto que González considera cuestionable es que se prohíbe la construcción cerca de la playa cuando la misma alcaldía construye malecones con materiales que impermeabilizan los suelos. “Ellos han alterado el ecosistema que supuestamente la norma contempla” dijo.
En el reglamento, en su artículo 27, se indica que quienes pretendan construir en la zona contigua a la zona de playa deben respetar el ciclo del lago, que es el aumento del caudal de este cuerpo de agua en 100 metros y que, según la experiencia ancestral, ocurre aproximadamente cada cincuenta y dos años.
Chavajay respondió que la construcción del malecón inició antes de que se emitiera el reglamento y que, a medida que surgió la norma, se corrigió parte del diseño del material, “Se fue haciendo lo más orgánico posible”. Según la información encontrada en Guatecompras, este proyecto tiene un costo de Q2,798,500 y su construcción recién comenzó en mayo 2025. Aún no ha finalizado.
Agregó que se cometió un error de utilizar cemento, pero el proyecto ya se había subido al sistema. Chavajay califica que se trata de una situación compleja, pues los vecinos que colindan con el lado tampoco querían dejar más espacio para la construcción del malecón pues consideraban que se les estaba quitando tierra.
A pesar de ello, señaló que por el momento no se realizará ninguna modificación al reglamento.
No es la primera iniciativa
Algo que resaltó González es que este colectivo, que ha impulsado la limpieza del lago por medio de las Guardianas del Lago, hace dos años comenzó a trabajar en una propuesta de reglamento municipal que fue presentada a la comuna para declarar la zona de playa de uso público y prohibir la extracción de arena. Sin embargo, la municipalidad tomó la propuesta, la desarrolló y no involucró a la agrupación en los diálogos.
Indicó además que desde 2009 la municipalidad de San Pedro emitió un acta municipal 46-2009, luego del florecimiento de la cianobacteria, donde se declaró de uso público los 10 metros de playa.
Sobre este punto, Chavajay Cutuc indicó que la propuesta del Colectivo Tz’unun Ya’ proponía la liberación de zona de playa y que contemplaba sanciones. “Nunca habló de la abuela Lago, solo de la zona de playa” respondió.

En la actual corporación se dijo que se tomó la propuesta y se invitaron a otros sectores para analizarla. “El objetivo superior es la Abuela Lago, y eso automáticamente va a abarcar la zona de playa. Por eso se creó un reglamento nuevo, diferente, que abarca el cuerpo de agua” dijo.
Agregó que también proponen soluciones. “La municipalidad se está comprometiendo a crear programas y proyectos”, indicó.
En el artículo 41, se mencionan las atribuciones de la municipalidad, entre las cuales están promover y ejecutar programas y proyectos acordes al derecho ecológico al lago de Atitlán, gestionar y coordinar apoyo con entidades organizadas o individuales afines, sean públicas o privadas, para el desarrollo económico adyacente a la zona de playa y resolución de asuntos que se presenten durante la aplicación de la norma.
Reacciones al reglamento
A la presentación fueron invitadas las autoridades ancestrales de Santiago Atitlán. Ellas promovieron dos jornadas de limpieza en la jurisdicción de ese municipio para retirar más de 230 jaulas de tilapia.
Diego Petzey, escribano de la cabecera del pueblo de Santiago Atitlán, indicó que si bien las autoridades indígenas ejercen sus derechos para proteger su territorio, también las autoridades gubernamentales tienen toda la obligación y responsabilidad de velar por la protección de la naturaleza.
Petzey indicó que los pueblos alrededor del lago tienen una responsabilidad de protegerlo y cuidarlo porque es parte de su vida.
Paulina del Carmen González, del Consejo de Ancianos Maya Tz’utujil, indicó que cuatro municipios dependen del lago, por lo que les corresponde tomar conciencia y no seguir contaminándolo. “El reglamento trae buenas propuestas, sabemos que va a ser a largo plazo pero lo importante es que ya empecemos a retomar lo que conlleva” dijo.
Chavajay finalizó diciendo que, más allá de quien haya hecho el reglamento, lo más importante es que el pueblo de San Pedro tiene una norma que cumple con la Constitución “porque es obligación de todos los ciudadanos mantener el equilibrio del medioambiente y la ecología. La municipalidad es la única autoridad, con el Consejo de Ancianos, que puede velar por esto, está en el Código Municipal y en el caso del Consejo de Ancianos en el Convenio 169”.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.