Mujeres del comité Ratzúm Tzuultaq lideran el cambio en El Estor

En la comunidad de Santa Rosa Balandra, en El Estor, Izabal, las mujeres siembran esperanza y cosechan desarrollo.

Por Judith Herrarte

En la comunidad de Santa Rosa Balandra, en el municipio de El Estor, Izabal, al oriente de Guatemala, se consolidó el Comité Ratzúm Tzuultaq’a (Flor del Cerro), una agrupación de mujeres comprometidas con el desarrollo comunitario, organizacional y ambiental. Nació gracias a la articulación con la asociación AJ ADESMI y el acompañamiento de la Fundación Defensores de la Naturaleza.

El comité, conformado por 20 mujeres, fortalece las capacidades de sus integrantes a través de talleres en liderazgo, empoderamiento, emprendimientos y sistemas agroforestales. Ellas, además de liderar en sus comunidades, replican sus aprendizajes en otros espacios y tejen una red sólida de colaboración intercomunitaria.

Entre sus iniciativas de emprendimiento destacan la elaboración y venta de donas, pan dulce, chocolate artesanal, miel, jabones y dulces tradicionales como las garrapiñadas. Participan activamente en ferias locales, municipales y nacionales, donde no solo ofrecen sus productos, sino también comparten experiencias que inspiran a más mujeres a involucrarse.

Asimismo, implementaron bancos comunitarios que impulsan el ahorro colectivo y la autonomía económica. Su involucramiento es fundamental en temas de seguridad alimentaria con prácticas agroecológicas como huertos familiares y sistemas agroforestales que integran cultivos como yuca y plátano. Esto fomenta medios de vida sostenibles.

Gracias a intercambios de experiencias, diplomados y actividades de formación, estas mujeres transformaron su rol en la comunidad: hoy organizadas, autónomas y visionarias. Son protagonistas de un proceso que prioriza la participación activa, la toma de decisiones y el cuidado del entorno natural.

Voces que fortalecen el camino colectivo

“Soy representante del grupo de mujeres Ratzúm Tzuultaq’a. Actualmente me desempeño como presidenta del cocode y del comité de mujeres”, señaló Dolores Coc, una de las lideresas comunitarias. “Como grupo, nos dedicamos a la elaboración de pan, actividad que realizamos de manera organizada. Además, implementamos prácticas de sistemas agroforestales, lo cual representa un esfuerzo importante que llevamos adelante como mujeres comprometidas con el desarrollo de nuestras comunidades”, agregó.

Evelyn Coc, una de las integrantes del comité, expresó su satisfacción al formar parte del grupo. “Me siento contenta de participar; es una actividad productiva que nos permite generar ingresos económicos. Esto nos ayuda a salir adelante como familias, como grupo y como mujeres”, afirmó.

Reconocimiento internacional al saber indígena

Gloria Marina Apen González, representante de la Unidad de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales de Conap, destacó la relevancia de visibilizar el papel fundamental de las mujeres, en especial de las mujeres indígenas, en los procesos de manejo y conservación de la diversidad biológica.

Apen González agregó que, gracias a sus conocimientos tradicionales, construyeron sistemas sostenibles que fueron reconocidos en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Este tratado, ratificado por Guatemala, reconoce los derechos de los pueblos indígenas a conservar sus prácticas culturales, participar en la toma de decisiones y preservar sus conocimientos ancestrales. Asimismo la Declaración de las Naciones Unidas y la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

La profesional enfatizó en el Convenio sobre Diversidad Biológica, vinculante para Guatemala. Desde su preámbulo reconoce el valor de dichos saberes y resalta el rol de las mujeres en su transmisión intergeneracional.

Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son responsables del contenido.