Las inundaciones en Palín preocupan a la Conred, pero no es el único municipio de Escuintla que los inquieta. En su lista Siquinalá también está en riesgo.

Por Ana Valdez
Las alertas se mantienen en Escuintla, en especial en los municipios de Palín y Siquinalá. Del segundo, unas 250 personas regresaron a vivir a la colonia Las Palmas, declarada zona inhabitable después de la explosión del volcán de Fuego el 3 de junio de 2018, lo cual preocupa a su municipalidad.
En 2019 trasladaron a 74 familias a albergues unifamiliares y luego incluidas como parte del programa de viviendas en la colonia La Dignidad, Escuintla, para protegerlas de los lahares del volcán de Fuego que ese año. Sin embargo, alrededor de la mitad de esas familias (alrededor de 250 personas) volvieron a la comunidad que se sitúa a escasos metros del río Cenizo que perdió su cauce, confirmó el alcalde de Siquinalá, Daniel González Jiménez.
“Este año ya fui y les hablé en varias ocasiones. Me hice acompañar de los delegados de Conred para explicarles el riesgo porque están en una zona inhabitable, pero insisten en permanecer allí. Aún es un lugar peligroso”, aseguró el alcalde.
El efecto abanico
Hasta Las Palmas y el casco urbano de Siquinalá llega que baja del volcán de Fuego y se mezcla con correntadas de agua que descienden por las barrancas cuando llueve. En estos días dos máquinas remueven el asolvamiento del centro de la población. A 12 kilómetro del lugar trabajan para trazar el cauce del río Cenizo que se unió al Mazate.
“La situación es peligrosa, pues debido al asolvamientos el río Cenizo perdió su cauce. Cuándo llueve es imposible saber dónde será la siguiente inundación pues, el río se desplaza en cualquier dirección, lo que llamamos un efecto abanico”, comentó el jefe edil. Finca sus esperanzas en que las lluvias termine el 19 de octubre como está previsto.
“Las alertas se mantienen sobre Palín y Siquinalá, especialmente”, confirmó Carlos Gamboa, delegado regional de la central cinco de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres que abarca Chimaltenango, Sacatepéquez y Escuintla.

Gamboa explicó que Palín es vulnerable porque los incendios forestales en el volcán de Agua hacen más propenso a que materiales volcánicos, lodo y rocas desciendan más rápido por las barrancas y provoquen inundaciones. En Siquinalá, las constantes explosiones de arena y ceniza del volcán de Fuego y la facilidad con la que ahora descienden las corrientes de lodo, los hace vulnerables. “Sobre esos municipios mantenemos alerta de momento”, aclaró.
“A eso sumemos que ya no hay un cauce definido de los ríos y corren sobre una extensa planicie en el departamento en donde hay una situación muy, pero muy compleja. Las inundaciones pueden aparecer en cualquier parte”, agregó. Es complicado, no pueden redirigir el fluir de los ríos. “Son trabajos sumamente costosos”, afirmó Gamboa cuya delegación se reunirá con el ministerio de Comunicaciones y el cuerpo de ingenieros del Ejército en los próximos días.
“Es una resma de solicitudes las envié a la iniciativa privada y al Gobierno. Ninguno respondido. Lo poco que he podido hacer lo he hecho solo con los fondos de la municipalidad. A nadie parece que le importa lo que suceda”, concluyó el alcalde de Siquinalá.
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