La falta de cobertura en pendientes inclinadas es una de las principales razones para los deslizamientos en épocas lluviosas.

Por Jimena Porres
El colapso de infraestructura del proyecto inmobiliario Sur Muxbal, también conocido como Foré Muxbal, provocó diversas reacciones de las autoridades.
Sebastián Siero, alcalde de Santa Catarina Pinula, municipio donde el proyecto se ubica, aseguró que las obras no cuentan con permiso municipal. “El proyecto no cumple con lo establecido en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Autorizado en 2022, el POT reconoce las distintas zonas vulnerables a deslizamientos.
Por esta razón el desarrollador fue multado en dos ocasiones por Q850 mil en total. Las obras fueron suspendidas por parte de la alcaldía.
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) aclaró que la licencia fue otorgada en enero de 2024, durante la administración anterior. Aseguraron que el empleado que la otorgó fue despedido y denunciado ante el Ministerio Público (MP) por similares aprobaciones irregulares.
Exponen fallas de planificación
La bióloga del Instituto Científico de Investigaciones Aplicadas al Ambiente y Desarrollo (ICIAAD) Pilar Velásquez, explicó que las raíces de los árboles cumplen una función clave: estabilizan la tierra. “Cuando se otorgan licencias de tala para construcciones, se le quita esa estabilidad al suelo. Si el entramado de raíces desaparece, la tierra saturada de agua se viene abajo”.
Los estudios de impacto ambiental deberían considerar estas variables, pero “con frecuencia los proyectos se aprueban sin análisis técnicos completos, priorizan la inversión sobre la seguridad”. La tala de los árboles del sector fue aprobada por el Instituto Nacional de Árboles (INAB) en 2023.
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Para Marco Cerezo, director general de Fundaeco, estas lluvias ponen en evidencia los errores en la planificación del territorio. “La forma equivocada en que crecen las ciudades”. Tomar en cuenta las características de los suelos, principalmente en la zona metropolitana debería ser de suma importancia para las autoridades.
Reconoció que la movilidad es una exigencia muy alta para los gobiernos centrales y locales. “Hay una enorme presión para construir viaductos en los barrancos”. Sin embargo, estas son respuestas rápidas a problemas profundos. “Deberíamos estar hablando de transporte público, del metro de superficie, ciclovías y puentes peatonales para mejorar la movilidad”.
Agravado por la intervención humana
Alex Guerra, geógrafo y director general del Instituto Privado de Investigaciones sobre Cambio Climático (ICC), señaló que los deslizamientos son fenómenos naturales en zonas montañosas y sísmicas, pero las construcciones y cortes de terreno mal planificados aumentan el riesgo.
“En Guatemala es común dejar taludes muy inclinados en carreteras y proyectos habitacionales. Con lluvias intensas, el agua socava la base y se desprenden grandes porciones de tierra”, explicó
Recordó casos similares en el Libramiento de Chimaltenango y otras carreteras del país, donde la falta del manejo adecuado de las pendientes causan derrumbes constantes. Más recientes, el deslave en cuesta entra la Avenida Hincapié y Boca del Monte.
También tiene que ver por el tipo de suelo en Guatemala. “Técnicamente le llamamos suelos no consolidados”. No son como roca sino sueltos y existen sobre todo en la región metropolitana de Guatemala. Fueron formados por cenizas volcánicas por lo que tienden a filtrar más agua. “Es bueno porque gracias a eso es que hay agua subterránea, pero también por exceso pueden deslizarse”, explicó Guerra.
Existen precauciones
Para evitar los derrumbes, las autoridades competentes deben asegurar un buen manejo del suelo. “Pueden construir taludes (como gradas) y así no es una sola pendiente tan empinada”. Hacer varios niveles, y a cada sección construirle un canal para desviar el agua. Así evitan el desgaste de la tierra.
Otra forma de reducir los derrumbes es con coberturas, que pueden ser artificiales o naturales. “Ayuda a sostener y evita que la pendiente se llene de agua y se socave”, comentó Guerra.
Los geotextiles son herramientas que funcionan para cubrir las bases de las pendientes. La naturaleza lo hace con la vegetación en estas inclinaciones. “Si una pendiente se deja muy empinada y sin cobertura vegetal, pueden darse los deslizamientos”.
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Velásquez comentó que para restaurar el área no bastará con una reforestación a corto plazo. La construcción de muros de contención y canaletas para captar y guiar el agua son claves para prevenir los deslaves.
“La restauración forestal no podrán hacerla durante la época de lluvia o los árboles de nuevo se deslizarán”, previno. La tierra tiene que terminar de absorber el agua y de saturar para que las intervenciones sean exitosas.
Para una solución a largo plazo hay que apuntarle a una regeneración forestal. “Así las raíces volverán a crear ese entramado y atrapen la tierra cuando llueva y no se venga abajo otra vez”.
Por el lado de las constructoras, Cerezo propone fortalecer los principios jurídicos y de responsabilidad civil y penal. Así mismo de las autoridades que emiten los permisos de construcción y cambio de uso de suelo. “El desarrollador está impulsado por la avaricia y va a vender un terreno que sabe que se va a derrumbar”.
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También le parece que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) debería ser más escuchada. “Si dictamina que un sitio no es apto para ser habitado esos dictámenes deben de ser legalmente vinculantes”.
Es decir, en un sitio de alto riesgo no debería otorgarse una licencia de construcción municipal ni aprobarse un cambio de uso de suelo por parte del INAB. “Entonces ahí hay un elemento de ordenamiento normativo que debe darle más fuerza a los dictámenes de alto riesgo de CONRED”.