En El Duraznal, El Progreso, los duraznos que crecen entre árboles y cultivos los comparten por igual los pájaros que habitan la zona y los agricultores que aplican el sistema agroforestal.

Por Sandra Sebastián
El Duraznal, ubicada en la aldea Albores del municipio de San Agustín Acasaguastlán, El Progreso, es una de las 200 comunidades que habitan dentro de los límites de la Reserva de la Biósfera Sierra de las Minas.
Esta cadena montañosa, de más de 240 mil hectáreas, ycoadministrada desde 1990 por la Fundación Defensores de la Naturaleza (FDN) y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), abarca los departamentos de Alta Verapaz, Baja Verapaz, Zacapa, Izabal y El Progreso.
Además de ser el hogar de 280 mil personas, es refugio de aves, mamíferos, anfibios y reptiles, y lugar de nacimiento de60 ríos que abastecen los valles del Motagua y Polochic.
Para enfrentar las amenazas en la Reserva de la Biósfera Sierra de las Minas, FDN promueve desde hace 13 años sistemas agroforestales biodiversos. Este modelo garantiza seguridad alimentaria y producción sostenible junto con la conservación de los recursos naturales.
Sistema agroforestal diverso

En El Duraznal, 22 de las 35 familias aplican este sistema desde hace cinco años. En sus parcelas cultivan maíz y frijol combinados con aguacate, durazno y árboles nativos (pinos, encinos, naranjillo y cipreses), lo que promueve ambientes productivos que favorecen la biodiversidad y protegen el suelo y el agua.
Este método integra árboles, cultivos y granos para producir alimentos, madera y energía, a la vez que conserva el ecosistema. Los árboles se siembran estratégicamente para dar sombra, conservar el suelo, filtrar agua y, a futuro, proveer leña y madera para las familias.
“Este sistema busca la convivencia entre los recursos naturales y las personas”, explica Rudy Bautista, director de la Reserva de la Biósfera Sierra de las Minas. Y agrega que ayuda a diversificar la producción y la dieta de las familias.
Tenemos esta nota: Frenar la tala y sembrar futuro: el modelo que revive el bosque de Casillas
Por su parte, Miltón Solís, coordinador territorial de la FDN, destaca que el sistema agroforestal mantiene la humedad y fertilidad del suelo, recarga mantos acuíferos, captura carbono y produce alimento para la biodiversidad. Además, reduce costos al disminuir el uso de fertilizantes químicos gracias al manejo orgánico.
Más allá de la producción, Solís señala que este método fortalece la seguridad alimentaria y permite a las familias adaptarse al cambio climático. “Es una escuela en la que los campesinos aprenden haciendo”, afirma. “Con esta experiencia, las comunidades no solo conservan su maíz y frijol, sino que suman nuevos cultivos y recursos, lo que asegura un futuro más sostenible”, agrega.
A su casa la rodea un huerto

Para Odilia Pérez, de 40 años, el cambio en su rutina y hábitos ha sido evidente desde que participa en el programa. Sus días transcurren entre la parcela y las labores del hogar. “Me gusta trabajar en el campo. Paso las mañanas en la parcela y en las tardes cocino lo que la tierra nos da”, dice.
Lo que ha transformado la vida de Pérez y de las familias de la comunidad es un sistema que encierra una lógica milenaria: sembrar árboles y cultivos juntos para que se cuiden mutuamente y alimenten.
“Antes solo comíamos frijol y maíz; ahora tenemos aguacate, durazno y manzana. Comemos más variado gracias a este proyecto”, añade.
En El Duraznal, mujeres como ella son fundamentales en la producción agrícola y en el cuidado del hogar y la familia. Mantienen viva la relación con la tierra y la naturaleza, y eso se refleja en los huertos que florecen alrededor de sus viviendas.
Pérez recorre su casa construida con paredes de madera. Adentro, cuelga un racimo de bananos, debajo de estos descansan los granos del frijol que aún permanecen dentro de sus vainas. Afuera, crecen apios, anonas, güisquiles, café, tomates y varias matas de apazote. Al fondo bailan un par de cabras, mientras que varios pollos se alimentan del maíz de la última cosecha.
En su parcela y hogar no solo crece comida: florece un ecosistema en armonía, que no imaginaba años atrás.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.