El personal técnico de Conap pasará a ser de 175 a 275. El de campo, sumará mil 405 empleados (985 más) gracias a un aumento del 77% en el plan de gastos.

Por Alonso Mena
Como una bocanada de oxígeno fresco, proveniente del mejor bosque virgen, recibió el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) el aumento presupuestario del 77 % para 2025, pues pasará de Q141 millones a Q250 millones. El logro fue recibido entre los ambientalistas con una dosis menor de entusiasmo, pues mantienen sus reservas ante un modelo económico adverso al mundo verde.
Se espera que el personal técnico del Consejo pase de 175 a 275, mientras que el personal de campo, los llamados guardarrecursos, crecerá de 420 a 1,405, todo en busca de fortalecer la presencia institucional, reducir las actividades ilícitas y aumentar la frecuencia de los monitoreos rutinarios, entre otros objetivos.
“El crecimiento económico no debería causar deterioro ambiental, sino ir de la mano para asegurar su permanencia”, estima Gerardo Paiz, subsecretario ejecutivo de Conap, previo a asegurar que el presupuesto en área protegidas brinda beneficios a la población como aire de calidad, acceso a materias primas, medicinas y agua. Además, fomento al empleo, espacios para recreación y deporte, y turismo comunitario.
Si bien la mejora presupuestaria es bien recibida, la situación ambiental de Guatemala lleva a la cautela. Datos del mismo Conap evidencian que en los últimos 50 años el país pasó de tener 66 % de su territorio con cobertura forestal a solo 33 %. No solo se perdió la mitad de los bosques, sino también la flora y fauna que le acompaña.
Dicho deterioro estaría relacionado con el “debilitamiento intencional de las instituciones medio ambientales en los últimos años”, denunciado por la ministra de Ambiente, Patricia Orantes, quien cree que el incremento para Conap, en dichas condiciones, es un avance.
Se precisan cambios estructurales

Si bien los expertos en el tema ambiental coinciden en que se da un paso adelante con el alza presupuestaria, por el impacto que tiene en mitigar daños como el de la pérdida boscosa, recuerdan que el debilitamiento de las instituciones es histórico en el sector medio ambiental y todavía no se ven los cambios estructurales.
Raúl Maas, ingeniero Agrónomo en Recursos Naturales e investigador del Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (IARNA), de la Universidad Rafael Landívar, considera que esos Q250 millones no alcanzarán para las tantas tareas asignadas al Conap.
Sin embargo, se podrá trabajar en el fortalecimiento institucional en cuanto a eficacia, transparencia y sostenibilidad económica-ambiental, sin olvidar que su función como institución es preservar la biodiversidad, apunta el experto.
“Es necesaria una renovación total de la visión del país respecto al valor de la naturaleza y recordar la labor ciudadana de dar seguimiento al manejo presupuestario”, subraya Maas.
Perfil ambiental lanza advertencia
El Perfil Ambiental de Guatemala sobre Biodiversidad, publicado en 2022 por el IARNA, advierte que existe una amplia brecha entre lo que se ofrece y la realidad por parte de las instituciones públicas responsables del cuidado medioambiental y la biodiversidad.
Lo anterior lo provoca un modelo económico de crecimiento que agota, degrada y contamina el ambiente.
Según el Perfil, tal crecimiento se ha basado en la expansión de actividades que no mitigan adecuadamente los impactos ambientales y ponen en riesgo la diversidad biológica. Entre ellas, figuran la agricultura y la construcción, que han aumentado 42.35 % y 71.87 %, respectivamente, tan solo del año 2013 al 2020 (Banguat, 2021).
En contraposición, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2023, del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 56 % de la población guatemalteca vive en pobreza, y entre ella el 16 % lo hace en pobreza extrema.
Ante lo anterior, no se puede confiar en la esperanza del «fortalecimiento institucional» ni en la creación de nuevas instituciones que puedan estar en colusión con el mismo sistema económico de explotación.
“Definitivamente hay asimetrías en el aprovechamiento de los recursos ambientales y ese es de los principales retos”, concluye Maas.
A este análisis se une el biólogo Luis Trujillo Sosa, experto en biodiversidad de la Fundación Defensores de la Naturaleza, quien cita que en el informe Planeta Vivo (publicado en octubre del 2024 por el Fondo Mundial para la Naturaleza -WWF- en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres) se puede ver que las regiones más biodiversas son las más explotadas.
El informe indica que Latinoamérica es el área con más pérdida de biodiversidad. Las poblaciones de vida silvestre monitoreadas que más han disminuido se registraron en América Latina y el Caribe, con 95 %, seguido de África con un 76%. Los descensos han sido menores en Norteamérica, 39, y Europa y Asia Central, 35.
“Seguimos en este modelo, con planes de gobierno sujetos a la lógica del mercado y sin distribución equitativa de los recursos naturales; los países y empresas no lo hacen en su propio país como lo hacen en Guatemala porque acá no hay regulación medioambiental”, lamenta Trujillo.
“Si un día de 24 horas representara la historia de la Tierra, los seres humanos hemos existido solo durante los últimos 6.5 segundos”, así lo pone en perspectiva el biólogo, quien destaca lo reciente que es la aparición de los humanos en la Tierra en comparación con su vasta historia y lo rápido que la extinguimos.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.