El parque, creado en 1955 y administrado por Defensores de la Naturaleza desde 1997, cumple un papel en la regulación del clima, la educación ambiental y la conservación de la biodiversidad.

Por Gabriela Sosa Díaz
El Parque Nacional Naciones Unidas, creado en 1955, resguarda 373 hectáreas de bosque que funcionan como regulador del clima, purifican el aire y el agua, protegen el suelo y conservan la biodiversidad. Desde 1997, su administración está a cargo de la Fundación Defensores de la Naturaleza.
En este espacio se registran más de 115 especies de árboles y 165 arbóreas y 165 de fauna, entre ellas aves migratorias, insectos polinizadores y mamíferos medianos. Según el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), el parque cumple un papel clave en la protección de suelos y equilibrio hídrico, funciones vitales para contrarrestar el cambio climático.
Aulas con vida
Además de su valor ambiental, el parque Naciones Unidas tiene un rol educativo. “Es uno de los pocos lugares accesibles donde niños y jóvenes pueden aprender directamente sobre la naturaleza”, afirmó Carmen Mejía, administradora del área. Por ello se han implementado senderos interpretativos, señalización ecológica y talleres comunitarios.

Carmen Mejía, directora del Parque Nacional Naciones Unidas, señala que proteger ese espacio no es solo cuestión de nostalgia o de belleza natural sino una necesidad ambiental urgente. En una ciudad que pierde áreas verdes de manera acelerada, conservar lo que queda es esencial para garantizar la calidad de vida.
El parque está abierto al público de martes a domingo y días festivos de 8:00 a 16:00 horas. El costo de ingreso es de Q20 y el estacionamiento tiene un costo adicional de Q20.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.